La trajeron del sanatorio en coche lentamente, había visto pasar toda la ciudad y luego el campo florido y perfumado, iba silenciosa pero estable.
Recordaban sus gritos, su llanto desconsolado y luego aquel tremendo silencio cuando se negaba a vivir.
Estaba curada. La metieron con cuidado en la gran casa donde habían limpiado hasta el más mínimo recuerdo, hasta el más mínimo detalle, y la dejaron en su habitación luminosa y soleada.
Ella salió paso a paso a la cocina reconociendo su hogar y cayó desmayada con un papel en las manos: VENDEMOS TRAJE DE NOVIA NUEVO CON PEQUEÑAS MANCHAS.
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