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viernes, 2 de diciembre de 2016

Ganadores del Tercer Concurso de Microrrelatos Contra la Violencia de Género

Reunido el Jurado del III Concurso de Microrrelatos contra la Violencia de Género, formado por las siguientes personas:

Presidenta: La concejala de Igualdad y presidenta del Consejo Municipal de Igualdad del Ayuntamiento de San Javier, D.ª Estíbaliz Masegosa Gea.

El coordinador de la Biblioteca Municipal del municipio de San Javier, D. Antonio Díaz Grau.

La asesora jurídica del CAVI Mar Menor y miembro de la Comisión de Violencia de Género del Consejo Municipal de Igualdad del Ayuntamiento de San Javier, Dña. África Escudero Vera.

El secretario del Consejo Municipal de Igualdad del Ayuntamiento de San Javier, D. Felipe Andrés Gutiérrez.

Una vez leídos todos los microrrelatos, el jurado otorga los siguientes premios, según las bases del Concurso, a las siguientes personas:

1er premio, dotado con 250 euros, a Dña. Ana López Aguilar, con el microrrelato Cuando marcar a tiempo es una victoria.

2º premio, dotado con 150 euros, a D. Antolín Romero Ortega, con el microrrelato Luz García, 4 años.

3er premio, dotado con 100 euros, a Dña. Laura Cabedo Cabo, con el microrrelato Nana.

Estos son los ganadores del concurso, pero todos los que habéis participado y todo aquel que esté leyendo este blog es ganador y su premio es escribir y/o leer pequeñas gotas semánticas contra la violencia de género.

GRACIAS, Y HASTA EL AÑO QUE VIENE

lunes, 28 de noviembre de 2016

Alma perdida


La quiere y es propiedad suya, eso dice. Ella no habla de sí misma, pues quien no existe carece de palabra. 
Es un espectro viviente contemplando la noche de las almas en pena. Sin temor, ya no, sin luz no hay alma, 
un álamo, seco y estanco cuyo rama quisiera mover, al menos una pizca de sentir, más bien atrapada en el 
abismo existencial donde nada cabe esperar. La muerte no la teme, tan cercana y familiar, sin apenas aviso 
puede acabar con todo. Le han desgarrado la sensibilidad, pero tampoco un corazón moribundo puede 
desvanecerLe han devorado las alas y la vida. No siente compasión por sí misma, el monstruo se la ha robado, 
pero él, vaya, la quiere...


 

Ella


Un día cualquiera...en un lugar cualquiera.Ella abrió los ojos...Él le cerró la boca.
Pasaron muchos días cualesquiera.
Y un otoño, en el dormitorio, justo antes de dormir. Él le dijo:- ¡Vete a la mierda! 
Ella pensó: -Menudo beso de buenas noches me regalas... ¡Yo, también te quiero!
Al día siguiente, un 23 de Octubre, recién estrenado el otoño, al amanecer, recuperó su nombre, su integridad y el respeto por sí misma. Lucía dijo: ¡Basta! ¡Esto es todo, menos amor!
Ella, abrió definitivamente los ojos, comenzó una nueva vida  y nunca, nadie, jamás...le volvió a cerrar la boca.



  



viernes, 25 de noviembre de 2016

Regalos mágicos

Queridos Reyes Magos: Necesito un bastón como el del abuelo para mi mamá. Mamá siempre está triste, porque es algo patosa y se cae continuamente. A veces se resbala en la bañera, otras veces tropieza en el patio y se hace cardenales por todo el cuerpo. Siempre se cae cuando yo estoy en el colegio y no puedo ayudarla. Debe de dolerle bastante, por eso llora tanto. Mi papá se disgusta cuando a mamá le pasan esas cosas y está varios días sin hablar. Me gusta verlo así, porque normalmente grita mucho y me asusta. Dice mi mamá que eso es porque está sordo. Así que también necesito un aparato como el que se pone la abuela para oír bien. 

Escuchar

Le dije:
He pensado que si transformas tu voluntad, corriges tu despecho, afrontas tus errores, obras con amor, amortizas tus palabras, repartes tus trofeos cada noche y dejas de manifestar el ego, revisas tus propósitos conmigo, dejas de ser mi guardaespaldas, pronuncias mi nombre cada día con atención, escuchas mi voz sin alterarme, dejas de herirme en la rutina, apaciguas tu ira en las fronteras de nuestra casa, expones la acidez de la malicia cumpliendo tu propia sentencia y dejas de escupir en tus zapatos...todo iría bien.”
¿Había convertido en un artista al que por vocación devoraba el milagro de las mujeres, a las que ocasionaba la inquietud, el dolor o el sufrimiento?
Yo solo sé que me escuchó.

La primera vez

La primera vez, él le hizo daño y ella juró que lo que le hizo sentirse última también sería la última. El arrepentimiento de él no hizo de la última la primera, porque sin perdón no hay siguiente, y su perdón estaba destinado a aquél que la hiciera la primera.

La otra

- ¡Amor! ¿De dónde vienes? Hueles a perfume barato.

- No me controles mujer. No me mires así. ¡No tienes derecho!

Con esa infidelidad comenzó la triste historia de aquella joven, que por el día soñaba y por la noche lloraba.
Nadia nunca dijo nada, pues aquel hombre la quería, la quería sólo para él; al que no podía denunciar, pues el amor se convirtió en miedo.
Un cierto día azotó el golpe más fuerte, y con aquella mano llegó el final del llanto. Dos huérfanos más y un hombre que llegó tarde a la cárcel.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Una mujer valiente

María camina tomando la mano de su pequeño de cuatro años. A lo lejos observa los movimientos bruscos de un hombre. Cuando se acercan más, el niño y ella, escuchan los insultos que arroja ese hombre a una mujer, por lo que varios vecinos se han asomado a las terrazas desde donde contemplan impasibles la escena. El hombre comienza a propinar empujones a la mujer y María no duda un instante en decirle a voces que deje de agredirla. Él la amenaza diciéndola que no se meta si no quiere arrepentirse, pero María le exige que deje tranquila a su víctima. Él, irritado, decide marcharse y María siente una gran frustración al comprobar que la mujer se marcha con él.

Solo una oportunidad

Pequeñas luces rojas imaginarias, especies de diodos cerebrales, llevaban mucho tiempo encendidas presagiando males mayores. Parecía que ella no las veía mientras el resto de nosotros sentíamos la amenaza a diario, expectantes ante todas sus reacciones. Y entonces, se desató la tempestad y la amenaza se tornó realidad. La encontramos llorando y con cardenales en la cara y temimos lo peor, que esto sería sólo el principio.

Nos miró con la mirada extraviada y triste y dijo: «Si cometo el error de perdonarle una vez, entonces ya no podré pararlo, ante algo así, nunca debe concederse una segunda oportunidad», y pensé: «ha vuelto a ser ella, ha logrado conjurar el mal».


Ven


Mujer, se cumplen 83 años en que puedes ir a votar, en el que se te considera persona, con
capacidad de manifestar tus pensamientos y deseos. Puedes trabajar con la tranquilidad de
estar asegurada médicamente y laboralmente. ¡Qué gran logro!, y aún así, ¿dónde está tu
autoestima?. ¿Por qué perdonas los insultos, vejaciones y ataques físicos?. 
No necesitas tener novio desesperadamente. No tienes que vivir con alguien que no amas, sí, no amas. Puedes valerte por tí misma, te queremos más que ese hombre que te humilla como persona. No mereces sufrir. Tú no puedes ayudarle, olvidar las vejaciones. Él es quien necesita ayuda. Si no quiere, aléjate de él. Estamos contigo. VEN, déjanos cuidarte.

Vamos rafaela

-Vamos Rafaela, hay que bañarte.
Ese era el momento más enigmático que vivimos cuidando a Rafaela, postergada en una cama móvil, donde sólo le respondía un pequeño porcentaje de sus extremidades… Quizás, necesitaba hablar para distraer al dolor de unos huesos cascados por la humedad de los ciclos, quizás porque hasta estos momentos de incapacidad no se había liberado de si misma, quizás porque su imaginación llegaba a la puerta de la vehemente muerte…
 
II
La guerra casi estaba acabando, había hambre en la aldea, los pactos escasos no daban para comer al ganado, que era de lo que sobrevivíamos… Una mañana de marzo, llegó “el guardia civil “, que vigilaba aquellos terrenos, a galope en un caballo castaño. Paro en la puerta de mi humilde casa y bajo del caballo. Traía una capa verde (parte del uniforme) con manchas de sangre muy viva… 
-Buenos días Rafaela.

-Buenos días Don Emilio. ¿Qué le trae por mi humilde casa?

-Perdone Rafaela, pero he sufrido una caída del caballo y traigo un gran corte en la espalda.

La casa que más cerca me cogía era la suya, para pedir ayuda.

-¿Cómo le puedo ayudar Don Emilio, mi marido no está, salió muy temprano con el ganado…? ¡Usted me dirá!

-No lo sé Rafaela, pero me duele mucho y no puedo cabalgar hasta la aldea.

Lo ayude a caminar hasta el interior de mi casa y lo tumbe en mi colchon.En la chimenea cubos de agua tibia que esperaban calentar para lavar las ropas, los arrimé más al fuego. Don Emilio sentado en la cama, casi sin fuerzas, se quito la capa, se desabrocho algunos botones de la chaqueta y la camisa… como involuntariamente se volvía tumbar. Yo, buscaba paños para limpiar la sangre, mientras calentaba un poco de leche en el fogón de carbón donde cocinaba.

Me pidió que le ayudara a quitarse la chaqueta, los botones que le quedaban por desabrochar de la camisa. Yo, temblorosa y dispuesta le desabroche los botones de la chaqueta cuidadosamente mientras el miraba a mis ojos fijamente. Se incorporo lentamente ayudándose con un solo brazo se quito la chaqueta del uniforme sin dejar de mirarme.

Mientras yo, algo incomoda, por esa mirada tan avellana que le iluminaba el rostro a pesar de su palidez.

-Era bello, educado, elegante y disciplinado Don Emilio.

Fue en el último botón de la camisa que le quite cuando un fuego me quemaba la cara mientras evitaba mirar su pecho entretenida en sus ojos. Como pudo se quito la camisa manchada de sangre y me pidió que le mirara el costado izquierdo .Le pedí que se volviera, me acerque y vi como de un profundo corte brotaba sangre como si de un rojo cielo naciera una luna negra…

-¿Cómo fue la caída Don Emilio?-pregunté mientras limpiaba la sangre del alrededor de aquel corte corto y profundo, con el agua templada y un paño.

-el no contesto.

Mis pensamientos me atacaban pensando en tan corpulento torso, en tan rectos hombros, en tan perfectos brazos, que un palpitar en mis labios menores, me asusto y comencé a temblar más…me sentía húmeda, mojada… Don Emilio me dijo que no tuviera cuidado que soportaría el dolor, y eso hacía que me palpitara más fuerte el corazón clitoriano. Me arme de valor y me deje llevar… Lave la herida de Don Emilio con esmero, con frenesí y se subió al caballo sin dejar de mirarme a los ojos hasta dar un golpe severo con las espuelas a su castaño, esbelto caballo pero esta vez con una fea sonrisa bajo su nariz afilada…
Libertad

En su cama fría

En su cama fría, Rafaela, yacía entre sabanas blancas, con su cara rosa; carecía de arrugas su piel, y unas rojizas mejillas embellecían su presencia en aquella habitación de muebles apolillados por el insecto que contribuyen a fraccionar la biocenosis
Un pasillo largo llevaba a la habitación de Rafaela; ella era la fuerza del sol, de los montes, de las jaras…La naturaleza con su pseudónimo…
En los momentos díficiles, como cuando había que inducirle a excretar, ella sufría por nosotras, sus cuidadoras: sus psicólogas, sus violetas cariñosas, sus brazos, sus pies de tierra, sus protectoras y guardianas de “la antesala de la muerte”, ella siempre nos relataba una historia erótica para relajarnos y hacernos reír… Hacernos reír era su propósito en aquellos días de asimilación… Rafaela tenía 93 años y su voz grave, temblorosa, era un eco para nunca olvidarse memoriza… Rafaela fue una revolucionaria inteligente en un país de pistola y charol sobre los bigotes verdes, que yo, también conocí en mi adolescencia.
Rafaela fue una de las bellas más bellas de su aldea desde que dejo de ser niña por obligación Y se convirtió en madre de ocho hermanos con tan sólo doce años…

Va a salir el sol

El día asoma gris pero sabes que por fin, va a salir el sol.
Fuiste quien de abrir tu viejo paraguas, antes de que estallase otra tormenta, de viento y lluvia.
Sientes frío, abrígate. Sabes dónde encontrar refugio.
Todo menos mirar atrás. Hacerlo va contra ti, va contra la mujer. La que un día fuiste y dejaste de ser. Anulada por la lluvia, el viento y la tormenta que no te dejaban ni ver.

Todo pasará

Podemos asegurar que todo lo malo pasará. Habrá un día en que la maldad será repudiada en este mundo. Ni mujeres, ni hombres, ni niños tendrán por que callarse más. No tendrán que aguantar el dolor que les provocaron aquellas personas que un día le mostraron amor incondicional. Las heridas sanarán, las cicatrices se quedarán como un mal recuerdo, pero el tiempo todo lo cura. Este gran aliado hará que todo se quede en el pasado y que las personas culpables tengan un juicio por el dolor que provocaron en nuestras vidas. Nuestras bocas serán liberadas del silencio y gritarán a los cuatro vientos: ¡NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO! Porque un mundo mejor, es posible.

Nadie recuerda su nombre

Nadie recuerda el nombre de las mujeres asesinadas. Tampoco el nombre de sus verdugos. No lo dicen en los medios. A los funerales de las víctimas no va ni un Secretario de Estado. Empiezo a estar cansada del silencio, de la poca repercusión social que suscita este tipo de terrorismo, que mata a una media de 50 mujeres por año. ¿De verdad les importamos tan poco? ¿Por qué no dotan a las autoridades de los medios necesarios para combatir en serio esta masacre?
Quizá es que sólo somos números. ¿Qué importa cómo se llamara la mujer que asesinaron ayer? Los medios destacaron que era la víctima número 36 en lo que va de año.

El deber

A Elías se le cerraban los ojos. En el vagón viajaban cuatro personas más: una madre con un niño y dos chicas adolescentes. Entonces, el tren paró y se subió una pareja. Los gritos de él sacaron a Elías de su letargo. Llamó "puta" a la chica y la zarandeó. Elías tuvo miedo de intervenir; el tipo medía cerca de dos metros y parecía peligroso. Amenazaba con golpear a la chica con el puño cerrado mientras ella lloraba. La madre y las dos adolescentes miraron con ojos suplicantes a Elías, que sólo deseaba llegar a la próxima estación, la suya, para bajarse. Por fin, el tren paró y las puertas se abrieron y luego se cerraron. Nadie subió. Nadie bajó.

Triste sirenita

Acurrucada en la playa, la sirenita lloraba. Se sentía tan sola, tan perdida en ese mundo desconocido y ajeno de pronto tan árido y hostil. Echaba tanto de menos su casa... el olor a sal, las algas, los corales, el hondo y rítmico latido del mar... Todo lo había perdido tras un espejismo de amor del que ya nada quedaba salvo infinitas promesas rotas y un bello príncipe tornado en cruel Barbazul. Tarde se dio cuenta... "Encontraré el camino de regreso", se dijo, al adentrarse lentamente en aquel mar bravío de aguas oscuras y profundas que tanto la había añorado, decidida a no flaquear esta vez. A cada paso se hundía más y más. Su alma, libre al fin, sonreía.

Cuenta atrás

10 El mejor hombre con el que podría estar.
9 Me ama como el día que me conoció.
8 Hoy ha nacido nuestro segundo hijo.
7 Me ha gritado por hablar con mi compañero de trabajo.
6 Hoy me ha criticado mi forma de vestir.
5 Me ha llamado zorra delante de sus amigos.
4 Mis hijos están asustados, mi marido no para de gritar.
3 Ha llegado borracho a casa, quiere tener sexo en contra de mi voluntad.
2 Hoy me ha dejado el ojo morado, ha sido sin querer.
1 El me dio una paliza, no volverá a hacerlo.
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Proceso

Llego al juzgado, espero a que llegue el abogado de oficio en una sala de espera con mucha gente; una vez dentro, que si Diligencias Urgentes, que si Previas, 544 ter o bis; papeles por la mesa y en la carpeta del abogado, contesta las mismas preguntas con diferentes palabras; espera la resolución; firma la declaración y un papel con los derechos sin saber porqué; espera la resolución del juez y a que tramiten la orden, más papeles; finalmente, con un montón de papeles que no entiendo y con una breve explicación del letrado, vete a casa y a esperar que los papeles me protejan de un maltratador con libertad de movimiento... no podría ser todo más claro?


Blop

BLOP. El vaso de agua le goteó en el suelo. Ya sabía lo que eso significaba: dolor. Ignoraba de dónde le vendría el golpe ni qué parte de su cuerpo lo recibiría. BLOP. Nada. Respiró aliviada. No había golpe: Él ya no estaba. Un hondo suspiro se escapó de su cuerpo junto con una lágrima de alegría y victoria. Por primera vez sintió paz.

A muchos kilómetros de allí fue a él a quien le goteó el vaso. BLOP. A su compañero de celda aquello le ponía de los nervios. BLOP. Le miraba con la misma mirada que ella había temido durante años en silencio. BLOP. El cazador se sintió presa. BLOP. Se encogió ligeramente. BLOP. Buena suerte, Mario.