Sale a la pizarra por orden de su profesor. Con tan solo once años ya es apreciada por sus dotes. Esta vez tampoco es capaz de resolver el problema aunque todos los chicos prestan curiosa atención. El maestro, tan amable como siempre, la invita a su despacho una vez más. Necesita más clases de refuerzo.
Otra tarde productiva − repite el profesor mientras la despide con una palmadita en el culo.
Otra tarde productiva − repite el profesor mientras la despide con una palmadita en el culo.
es triste saber la dura realidad de ese mundo
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