Recorro el asfalto, ahora mi hogar, sigo sus líneas, hacia ninguna parte, el aire me llena los pulmones, puedo respirar. Echo gasolina, me miran raro sin querer mirar, sin decir nada, nunca nadie dice nada. Me reflejo en el espejo, parezco otra, una mujer fuerte. Abro la ventanilla, mi pelo se alborota, sonrío, me duele, el ojo no se ha curado todavía, está violáceo y ensangrentado. El primer golpe, siempre me viene a la cabeza el mismo momento, no se porque han sido tantos, quizás no esperaba que el amor de mi vida me hiciera daño. Ahora, he dejado de ser de él para ser mía. Estaré en la carretera, recorriendo los caminos, buscando una alternativa al sufrimiento.