Sin miedo

¿Cuánto tiempo llevo aguantando?

¿De verdad me quiere tanto como dice?

...El otro día me levantó la mano… Seguro que solo fue un calentón...

¿Soy una zorra y una puta, como siempre me chilla?

...Seguramente no es nada… Es verdad que a veces llevo una ropa provocativa...

¿Es normal su obsesión por controlarme el móvil?

...No creo que sea para tanto, solo quiere saber que no le engaño...

Hoy me ha pegado una paliza

¿Debo denunciarlo?

...No creo, ya que él es mi vida y nunca se equivoca. Además, esta vez yo me lo he buscado...

...

No justifiques su conducta, nada disculpa sus insultos, sus gritos o sus golpes. ¡Denúncialo!

Sin miedo

La verdad estaba dicha, su verdad al fin había sido expuesta a todo aquel que le rodeaba. Las lágrimas caían sin cesar por su rostro, sus manos temblaban y sus dientes rechinaban del miedo. Ya no había vuelta atrás, él ya no volvería a insultarla, mentirle, gritarle, manipularle... Desde ese mismo momento, no podía quedarse estancada en el pasado, debía dejar de pensar en él y en el infierno de vida que le había hecho pasar. 

Al salir a la calle, abrazo al ser humano que más amaba, a esa pequeña criatura que había llevado en su vientre y por la cual había ocultado como era ese ser que tanto miedo le daba. Juró en silencio tantas cosas...