Despierta. Se despereza y el primer pensamiento es la muñeca de porcelana. Se le fue de las manos con el sonido de una bofetada.
La tía Irene entra en la habitación. Dice que ha sido muy valiente. Ella salta de la cama y busca unas tiritas. Une los brazos al cuerpo. Los pedazos del rostro. Murmura: Mamá y la muñeca se curarán.
Irene le abrocha el abrigo. A punto de salir hacia el hospital, la niña corre al cuarto. Elige un muñeco. Ése que se parece a papá.
Lo arroja al cubo de la basura y todo le regresa a la cabeza. Golpes. Gritos. Ella marcó el número de teléfono y sabe que ahora, al fin, tienen una oportunidad
