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miércoles, 4 de diciembre de 2019

Invisible

El diablo existe. Nunca lo he visto; solo lo escucho mientras me acurruco bajo la cama, aunque mi mamá se encuentra con él frente a frente todos los días. Ella me protege del león malo, de la serpiente alada y del dragón que devora todo a su paso. Sin embargo, el diablo sí que le hace daño, hace que llore y que tenga la cara llena de magulladuras. Pero debe de ganarle porque hace que salga de un portazo. En ese momento, mami entra en mi cuarto, me abraza y me susurra: «Tranquilo, pequeñito. Somos más fuertes que él». Yo de mayor quiero derrotar al diablo. No pienso tenerle miedo.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Invisible

Hay daños que no son visibles, ni siquiera tú los ves. Durante meses vas coleccionando ansiedad, angustia, dolores, miedos, muchos miedos, pero no a él. No, porque no sabes que es él. Estás ciega, ni siquiera piensas por qué porque no puedes, no vales, no sirves, no eres. Y cada día estás más sola, más apática, más desorientada…"Pasará" te repites.

Y el día que se va, no entiendes, sólo te sientes como un trapo viejo que tiran a la basura. No podía estar contigo, no vales nada. Es un dolor demasiado profundo, demasiado cruel. 

A él nadie le juzga, mis moretones no estaban en la piel. 
Todavía hoy intento ponerme en su lugar para saber.