Ya se va, he escuchado la puerta. Como siempre ha echado la llave para que no pueda salir. Tengo exactamente 15 minutos, 900 segundos antes de que vuelva. Es mi oportunidad, ha olvidado su móvil, o acabará matándonos. El hijo que llevo dentro tiene derecho a vivir libre, sin miedos. 600 segundos. Cojo el teléfono y marco. Ya. 016 dígame. Necesito ayuda, vengan a rescatarme. A los pocos minutos, la policía tira la puerta de mi casa y me sacan. Estamos a salvo, nunca más palizas ni insultos. Gracias.