Seis veces estuve a punto de suicidarme. Creía que así mis desdichas terminarían. Al final, encontré seis razones por las que decidí seguir viviendo.
Uno de mis hijos me abrazó fuertemente una mañana y me susurró al oído: Eres fuerte, mamá. Tú serás padre y madre a la vez. No te abandones. Papá hace tiempo que lo hizo.
Uno de mis hijos me abrazó fuertemente una mañana y me susurró al oído: Eres fuerte, mamá. Tú serás padre y madre a la vez. No te abandones. Papá hace tiempo que lo hizo.
Cero veces me he permitido mirar hacia atrás ni dudar de la decisión que tomé aquel día…
Descolgué el teléfono, marqué este número que ninguna persona, hombre o mujer maltratada, debería olvidar: 016.
Mi cuerpo era un mapa de cardenales que el tiempo reparó; las cicatrices del alma… ¿quién sabe cuándo?