El joven cogió su arma favorita y se acercó al lugar en el que se encontraba su novia. Se colocó detrás suya, a unos viente metros de distancia, y procuró situarse de un modo con el que no pudiera ser detectado. Después, agarró el aparato, alzó el cañón y apuntó para no fallar el disparo. Entonces, apretó el botón y logró lo que deseaba: una fotografía de su amada admirando el sol mientras comenzaba a ascender durante los primeros minutos de la mañana. El chico sabía que había realizado el único disparo que se podía merecer la mujer de su vida: el de una cámara con el fin de captar su belleza en un hermoso momento regalado por la naturaleza.
La Concejalía de Servicios Sociales, Mujer e Igualdad del Ayuntamiento de San Javier te anima a participar en el concurso que convoca. Así mismo abre un espacio creciente de microrrelatos contra la violencia de género para su lectura. Participa y difunde.
Mostrando entradas con la etiqueta El único disparo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El único disparo. Mostrar todas las entradas
lunes, 10 de noviembre de 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)