La noche que María salió de casa, dejando a su marido durmiendo la borrachera, sabía que nunca volvería mientras él estuviera.
Al contrario que otra noches, no fue al hospital ni a comisaría, sino a casa de una amiga y su marido, el cual esta vez no fue a casa de María a amenazar a su marido.
Los remedios a corto plazo no sirven. La solución es huir ,como años antes había convencido a sus hijos que hicieran, y rodearse de amigos. Tras años de maltratos y de incompetencia institucional, sabía que hacer el vacío al maltratador es la única lucha acertada. Los trámites del divorcio serán duros, pero no está sola y se siente querida y por ello protegida.