Él ya tiene ocho años y sin embargo, extiende su mano hacia arriba al encuentro del de su cuidadora, mientras juntos recorren el camino hacia la escuela. Al mismo tiempo ella dice en voz alta:
-Ja, pisé un charco y se me mojaron todos los pies.
-¿Por qué no has traído las botas? Pregunta el pequeño.
-Porque cuando salí al balcón creí que no iba a llover y mira cómo llueve ahora.
-Bueno, ya sabes, la próxima vez llueva o no llueva tú te pones las botas y te cambias en casa.
Ella es sólo su cuidadora, pero el niño siente y expresa deseos de protección.
Si los criamos con amor ellos serán hombres buenos.