Era una persona ejemplar, modelo a seguir.
El pago, fruto de la ira y la locura, traspasó los límites de lo humano. Padeció años de cruel maltrato a manos de su consorte, psicológico y físico. Sufrió abandono y descreimiento de sus amigos, maltrato generalizado de la sociedad, policías, instituciones y diversos profesionales, solo por su género, llegó a quedarse indefensa, desamparada y sola, a manos de quien ejerce los malos tratos, con dos victimas inocentes, usadas vilmente como arma y escudo, y que no merecían semejante crueldad.
Odio y mentira rumiaron dos denuncias, que le hicieron descarrilar del tren de la vida.
Hoy el daño, es, irreparable. como alma en pena, solo busca una justicia, que no llega.
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