El machismo en algunos deportes, y medios de comunicación con resoluciones judiciales poco severas, prendió en su mente. Terminó con el amor que su mujer le brindaba, no obedeció las suplicas de la madre, y que rogaba a la mujer no denunciar. Aquella casa alegre, ahora estaba triste. La mujer soñaba recuperar el amor prometido durante el noviazgo. El maltratador drogado, bebido y enceguecido entró de amanecida como un tornado, gritando y golpeando, desató su ira entre la penumbra, como depredador ante el cervatillo indefenso.
Fue detenido y juzgado, alegó ante el juez; Señor ella estaba loca y quería matarme, nunca debí hacerla mi esposa.-
El juez respondió, usted está aquí para ser juzgado por el asesinato de su madre.
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