jueves, 23 de noviembre de 2017

Flor de Sangre

Nadia Anjuman estudió literatura. Si el régimen talibán se hubiera enterado de que la joven leía los poemas de amor de Lord Byron, la hubieran ahorcado sin dilación. Pero Nadia tuvo suerte, se casó con Farid, profesor de Filología en la Universidad de Herat, un hombre que, según pensaba ella, comprendería sus inclinaciones literarias.

Consiguió publicar "Flor de Sangre". Pero sus versos desataron la inquina del esposo y el odio de los suegros.

Así, un día de noviembre apareció muerta en su casa. No hubo autopsia. No hubo culpables de tan vil asesinato.

Como Nadia decía, para una mujer afgana no había diferencia entre hablar, reír, morir o ser. Bajo el burka latía la nada más absoluta.

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