Luisa no puede hablar, porque el séptimo mes en que habitaba el vientre de su madre, su padre les pegó tan fuerte que las tuvieron que llevar corriendo al hospital. Ella nació, aunque le hubiera gustado quedarse más tiempo en la tripa de su mamá. Su mamá murió, porque su cuerpo ya había sufrido demasiado.
Luisa no puede hablar, pero escucha y ha oído mucho sobre violencia machista.
Han pasado veinticuatro años desde que nació, murió su madre y su padre fue a la cárcel. En ese tiempo nadie le ha pegado y no sabe si ella también es víctima.
No puede hablar, pero escucha en colores y aunque nadie se lo ha dicho, sospecha que sí lo es.
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