Siempre fue el primero en todo:
el primer bebé en la familia,
el primero en ir a la escuela,
en ir a la Universidad.
El primero de los primos,
el primer chico que me dió un beso,
aunque fuera en la mejilla.
El primero en saber mis secretos...
Mi primer porro también me lo fumé con él.
No era la primera vez que bebíamos juntos.
Tampoco el primer cubata esa noche.
Tal vez, eso le hizo pensar
que el primero en agredirme
podía ser él.
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