viernes, 16 de noviembre de 2018

Mujer al fondo

Cuando convirtió las rosas que te traía en súplicas de perdón envenenado, cesaron de alegrarte sus llaves en la puerta. Hasta dejó de angustiarte que condujera veloz o que fuese tarde y no volviera. Porque tu galán de cine había acabado transformándose en el monstruo de una película de esas que nunca terminan bien. Y mucho menos en beso.

Y ahora tú permaneces muda en ese fondo de agua verdusca y mate, sin atreverte a flotar. Donde tu pelo agarra y echa raíces, los pies se te enredan entre las algas y en tus pechos hay sapos que anidan. Y si te vieran, si alguien acertara a mirarte, con la boca echando esas flores traídas que nunca llegaste a digerir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario