viernes, 16 de noviembre de 2018

La letra con sangre entra

Fue mucha la lucha, pero poca la realidad que compartías tras cruzar la puerta de tu casa. Fue tan poca que acabó convirtiéndote en una de esas camisetas viejas que acaban como trapo para quitar el polvo.

Los años de silencio provocaron que la sartén quisiera dar su último golpe sobre la mesa de la cocina. Todo fue rápido y sin premeditar.

A partir de ese momento ya nadie se atrevió a pegarte; lástima que estés bajo tierra, estoy segura de que hubieras escrito muchas historias más. Quizá le habrías dedicado a tus hijos algún que otro relato parecido a éste mientras luchabas estoicamente por su derecho a la inocencia.

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