- Pero… ¿Le ha pegado?- pregunta, el juez Molina.
A Carmen la pregunta la deja noqueada a pesar de ser obvia en un juicio de violencia de género. Su abogada ha expuesto todas las pruebas que ha conseguido reunir: los correos amenazantes, las llamadas de madrugada, las fotografías de su coche rayadoy el informe policial, tras encontrar la puerta forzada de su vivienda. También ha relatado como la asedia a diario: al salir del trabajo, cuando va sola a comprar… De hecho ya no va sola a ningún sitio.
Carmen titubea y responde que no.
-Pegarme no. Sólo…
El juez Molina no la deja acabar.
- Entonces, si no le pegó…
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