Como cada día quedó con ella en la misma esquina de siempre, aunque ya llevaban más de medio año juntos acudía con los mismos nervios, pensando en si podría dibujar una sonrisa en su cara. Ella como siempre llegó un poco tarde, se dieron la mano y fueron a dar un paseo. Él intentaba que cada minuto que pasaba fuera lo más dulce posible, intentando curar las heridas del pasado que seguían abiertas en su corazón. Acabó la cita, le dio un beso y un abrazo y se volvió para casa deseoso de que fuera la tarde del día siguiente para volver a intentar devolver esa sonrisa.
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