Otra vez ahí. Sentada en el estudio, con una servilleta escrita entre las manos. Es la cuarta vez en lo que va de año. La leerás varias veces, llorarás y volverás a doblarla lentamente, con suavidad, para después ocultar. Una servilleta de hace 2 años, escrita por un desconocido en un bar: "Nada cambiará, es el momento de actuar. Hazlo por tu hijo, hazlo por ti, pero hazlo ya. No esperes más." Hoy, algo cambió, arrugaste el papel con rabia, con dolor, sin temor. Tras descubrirme mirar tras la puerta, me asusté, pero no te enfadaste, me sonreíste, me estrechaste entre tus brazos, y me cogiste de las manos para decirme: "Nunca más nos volverán a hacer daño. Nos vamos."
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