Me tenía acobardado en el borde de la cama. Lágrimas quemándome los ojos. Sus palabras herían mi alma, filos como cuchillas. Día tras día sin descanso. Sin argumentación posible. Verborrea constante. Solo ella puede ser la víctima, el resto oculto de la sociedad.
Solo un final, el salto hacia el abismo.
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