viernes, 23 de noviembre de 2018

No hice nada

Cinco meses han pasado, y aún no consigo quitarme de la cabeza esa llamada, aunque inconscientemente la esperaba, aún no la he digerido. Recuerdo cuando dejó de ir con nosotras a correr porque él decía que no saliese de casa con esas mallas. Ella lo justificó, — me quiere, lo hace por miedo a perderme—, y no hicimos nada.

Tampoco olvido aquella tarde que decidí visitarla. Desde la puerta oí los gritos — no vales nada, eres una puta así vestida, ¿por qué no cogiste el teléfono? — ella lloró, creo que porque la pegó. Me fui, volví a verla dos días después, en el hospital. Esa noche la llamada… — La ha matado —. ¿Y yo? Yo no hice nada.

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