viernes, 9 de noviembre de 2018

Ironías de la mano de un hombre

A partir de cierta hora, encontrándonos en una tarde de solsticio más fría que cálida como bien acostumbrada tiene la percepción de un suceso, hubo de acontecer que ni siquiera la idealización de lo que un suceso es en sí podría alterar la conmoción; ha ocurrido algo, no cabe la menor duda, pues el rostro de Elvira no se limitó a demudar las expresiones de una razonada alegría por las de un susto bastante especial. Serena decidió regresar a su piso, en él devanar los sesos conjurando un sinfín de posibilidades porque, al fin y al cabo, donde debía haber un problema o una interrupción de lo cotidiano… <<no aconteció nada>>; sangraba y aún así todo aparentaba no ser nada…

No hay comentarios:

Publicar un comentario