—Por favor no me cuelgues. Solo quiero que sepas que a Vidal le han concedido el 3º grado. No espero que te alegres, pero es mi hermano y aun tu marido. Todo lo que hizo fue sin maldad. Sabemos que te sigue queriendo. Y espera que vuelvas a creer en él.
Siempre fue un buen chico. ¡No podemos hacernos responsable de su vida!
¿Qué piensas hacer?—.Dime
¿Esperas que le reciba con los brazos abiertos? Esos que él ha dejado llenos de cicatrices y quemaduras. O dejarle jugar salvajemente con mi cuerpo.
Comienzo a llorar despacio y cuelgo.
Me vuelvo nuevamente a la cama, pensando en ese cigarro que necesito como tantas otras cosas...
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