Al otro lado de la pared risas ahogadas, muebles corridos, algarabía y a la mañana siguiente Carmen saliendo de casa sonriente y acicalada. Así sonaba el mundo de al lado desde el 3ºB. Pero agudizando el oído, en el 3ºA las cosas que parecían ser, resultaban inversas… La vieja ley de los antónimos.
Llantos contenidos, muebles pateados, voces de niños implorando parar y cada mañana siguiente sonrisa esquiva de Carmen y mucho maquillaje para encubrir el dolor; una máscara ocultando el alma rota detrás de la piel lacerada.
Otra mañana cualquiera todo acabó, el 3º B pidió ayuda para el 3ºA y tras un tiempo de silencio, volvió a imponerse la vieja ley de los sinónimos.
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