Veo en la televisión otro caso de violencia de género. Lo retransmiten cuando ya ha habido alguna muerte. Generalmente vienen precedidas por un rosario de actos violentos cometidos contra ellas y pienso: ¿cómo han podido aguantar tanto? ¿Por qué no les han abandonado antes? Mi corazón llora por ellas, pero en realidad por quien lloro es por mí.
Creemos que la violencia de género es solo física, pero seguramente seamos muchas más las que sufrimos acoso psicológico. Aquél que no deja huellas visibles. Aquél por el que no puedes poner una denuncia ni solicitar un alejamiento. Y comprendo a las mujeres que no abandonan a sus maridos, porque yo tampoco puedo hacerlo. Hasta que acabe conmigo.
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