jueves, 23 de noviembre de 2017

Mi Esperanza

El tintineo de sus llaves era inconfundible. Volvía a casa. Se acababa mi paz. A mí alrededor todo se tornó oscuro, no hay razones para seguir, estoy cansada. La llave entró en la cerradura y la puerta se abrió. Allí estaba él, sucio del trabajo, sudoroso. Su cara reflejaba el odio. Entró en la cocina sin apenas mirarme. La cena estaba fría. Se abalanzó como una fiera hacia mí, no pude resistirme, me golpeó sin parar y cuando se cansó me dejó tirada sobre la alfombra. Esa alfombra que siempre me acogía, era mi única amiga, mi última esperanza. 

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