viernes, 3 de noviembre de 2017

Baifa

Me rasgaba la piel a tiras y con cada pedacito mío se hacía siempre la misma pregunta.-¿Me quieres o no me quieres?-. Cuando me desnudó por completo, el alma ya me sangraba.

No supe hasta ese momento que, dejé de quererlo desde el primer día que me arrancó algo tan insignificante pero tan doloroso como es la piel que me rodea una uña.
Tarde lo supe porque morí desangrada.
Y el muy cobarde, en vista de que lo abandoné se suicidó, jurando que me amaba.

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