viernes, 3 de noviembre de 2017

A cuchillada limpia

Ha sido con premeditada alevosía. He descargado mi furia en él. No sé cuantas cuchilladas le he dado; supongo que una por cada mal rato, menosprecio e insulto que me dedicó. Con tanto maltrato gratuito, mi marido hizo que me sintiese la única culpable del fracaso de nuestra relación, de mi hundimiento personal.
No, no me arrepiento de haberlo acuchillado. Es más: me siento liberada. Ojalá hubiese tenido coraje para haberlo hecho antes, al comienzo del calvario que me ha hecho vivir.
No me ha importado destrozar a cuchillada limpia mi vestido de novia; no tenía razón de ser que lo metiese en la maleta. Daría lo que fuese por ver su cara cuando lo descubra. Pero estaré muy lejos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario