Sintió su peso hundiendo el colchón al sentarse junto a ella. "Lo siento. Yo no quiero pero me obligas". Ni siquiera se molestó en cerrar al marcharse. Ella entró en el baño. No hacía falta verse para saber qué aspecto tenía. Desde hace semanas la fatiga era su despertador. Si no lo hacía por ella, lo haría por el futuro.
Se dirigió a la calle. Atravesó entre las puertas fantasmas de vecinos sordos. No recordaba la última vez que salió sola. El viento envolvió su cuerpo y lo empujó hacia fuera. Caminó desorientada hasta que lo encontró.
Se acurrucó contra los cristales, marcó y entre sollozos dijo: "Necesito que me ayudes. Él me maltrata".
No hay comentarios:
Publicar un comentario