Ella era agua en verano, y refugio en invierno. Era un trino en primavera, y hoja de oro en otoño. Pero la tormenta se hizo con todas las estaciones, y ella, con esperanza en los ojos y fuerza en el corazón se sumió. En un sueño. En una visión. Sonrisas infantiles, una caricia, un suspiro y alegría en el pecho. Se subió a las nubes. Inhaló la situación. "Mantén la calma", se decía, "todo pasará". Y pasó. Se la llevó al desierto, al gélido hielo, al silencio y a la ceguera.
Descubrió que los pasos a veces son mejor hacia atrás. El sueño mejor soñado, es poder cumplirlo en la realidad. Uno, otro, otro más.
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