Con el devenir del tiempo recalaron nuevos aires con fragancias esperanzadoras, evocando un futuro digno para esas mujeres maltratadas y para los niños que vivimos escondidos bajo la amenazante sombra del miedo.
Silencios quebrados en noches gélidas invernales por los golpes y zarpazos de nuestro progenitor perturbado y trastornado… algo quijotesco con pinceladas de enajenación mental.
Arriban años de cambio… el hombre educa su ego, forma y dignifica su estéril espíritu. Dicen las lenguas que "nunca más osaron a tocar hembra alguna". Respetan y toleran cual banderas ondeadas al viento.
Esa maldita deshonra la sacudieron por la hendidura de la ventana que fue aspirada cual ciclón en días huracanados.
Y el hombre… recuperó su hombría, su dignidad.
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