martes, 10 de noviembre de 2015

Sin rastro

Quizás mañana te atrevas a mirarme a los ojos cuando te despiertes entre hedores de alcohol que se adhieren a tu piel, recordándome que algún día dejaste de oler a sándalo.
Esquivaré tu mirada y le serviré el desayuno a los niños, que me reprocharán otra vez más, que el volumen de la televisión estaba demasiado alto anoche; porque el ruido de peleas y gritos no les dejaban dormir.
Les recordaré que su padre les quiere mucho cuando se vayan al colegio y después recogeré  la casa, haré la compra y prepararé la comida.
Tal vez mañana me decida a descolgar el teléfono y a marcar ese número...Y por fin todo esto acabará.

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