Desde la ventana mira pasar los coches de largo. El resplandor de los faros no alcanza a arrancarle un brillo en sus ojos, su luz acaricia otros ángulos de la noche. Ni el cristal la refleja. Ni le calienta la incandescencia de las farolas. A veces una moto, un camión, un autobús, un ciclista... ¿Dónde irán? Pasan de largo y ella sigue en la misma sombra. "¿Cuántas horas llevas mirando por la ventana?" No sabe quién le habla ni quién la mira con esos ojos desfondados. Y como siente no haberle conocido nunca, cree que puede morir sin conocerle. Se ha quedado sin respuestas. No responde más. Espera que otro vehículo pase, quizá esta vez se detenga bajo su ventana.
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