lunes, 17 de noviembre de 2014

La perseverancia de Marta

Marta estaba casada, desde hacía quince años, con una espécimen en extinción; un hombre comprensivo, que le apoyaba en todo. Como fruto de tal, la pareja de hijos, siendo el niño el primogénito. Pero, como el destino es algo imprevisible, su marido falleció en un accidente de trabajo, obligando a ella llevar el peso de la familia en su espalda.
Fueron años de lucha para lograr mantener la casa y la educación de su descendencia. Después de tanto sufrimiento y soledad, hoy recoge el fruto que ha sembrado.
El hijo, hoy arquitecto, lleva la parte práctica de una empresa, fundada con su hermana, quien lleva la parte burocrática, mientras que ella, abuela jubilada, disfruta de la compañía de sus nietos.

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