- ¡Levántate! ¡Levántate si no quieres que te levante la mano! Me han levantado la orden de alejamiento. ¡Que te levantes!
- No me puedo levantar desde la paliza que me diste.
- ¡No me levantes la voz!
- El día que me levante no te volveré a ver.
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- No te levantes. Yo te traeré el desayuno a la cama.
- No, no te levantes tú. Quédate a mi lado. Sólo abre la ventana para que entre el aire de levante.
- Me ayudó tanto atreverme a levantarme y abrir la puerta. Al sentir este aire, me sentí libre.
- Solo levántate y abre la ventana.
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