miércoles, 12 de noviembre de 2014

Y si dice no

Juani solía mirar al suelo pero esta vez no lo hacía. Le miraba directamente a los ojos y se decía para sí misma que tenía que haberlo hecho el primer día, tenía que haber luchado por su vida. Pero no lo había hecho, siempre había sentido miedo al siguiente golpe.
- Me voy- dijo con voz alta y clara.
Entonces Juani vio la sorpresa en los ojos de su marido. Primero la sorpresa, luego el miedo, y después su mano levantada fue bajando poco a poco hasta quedar laxa. Y ella empezó a sentirse más fuerte a cada segundo. Acaba de descubrir lo más importante, que era dueña de sí misma y que nadie, ni siquiera el miedo, la poseía.

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