jueves, 20 de noviembre de 2014

San Martín

El día semanal de visita no falto nunca, lo cierto es que veinte años viviendo juntos y con dos hijos en común dejan huella, aunque algunas de ellas sean físicas. Ahí lo traen en su carrito, la mirada perdida en el infinito, sin habla, sin poder gritar, inmóvil sin levantar una mano, solo oye. En un paso de peatones en rojo encontró su San Martín.

Deme, yo le daré el yogurt. Esta cucharadita por tu mami, que repetía que su nene no era malo. Esta por los vecinos que oían y callaron. Esta otra por la rabia del primer bofetón al que no respondí. Y esta última por la puta que mantenías con el dinero que no llegaba a casa.

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