jueves, 20 de noviembre de 2014

Así es la rosa

La primera vez que la llamó puta a él se le llenó la mano derecha de pétalos. Con la bofetada inicial el pie izquierdo se le hizo espinas. Así que ella no perdió más el tiempo en terapias ni exámenes de conciencia y se esmeró en servirle la comida fría, en no volver a plancharle una camisa, dejó de invitar a comer a la suegra, le llamó al bar cada dos por tres, tomó café con Tatiana todos los jueves justo cuando él abandonaba el club, volvió a la universidad, organizó tés y tertulias, le canceló el Canal Plus Liga…, y ahora roza la felicidad vendiendo las mejores rosas de toda la comarca.

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