Pégame otra vez. Pégame más fuerte. Con la mano abierta, o cierra el puño hasta sentir la sangre deslizarse entre tus dedos. Ve a lavártela como hago yo cada día. Mira tu cara de bestia, busca tus ojos detrás de los reflejos descuartizados: dejas marcas de dolor allá por donde vas...
Ya solo queda vacío dentro de ti, y es lo que muestra tu mirada. Siente el mismo miedo y el mismo asco que me hace vomitar cada día. Piensa que, quizás, no seamos tan distintos…
Vuelca sobre ti tu rabia, yo no vivo para esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario