miércoles, 19 de noviembre de 2014

La mirada

Me tienes que mirar a la cara. Levanta la vista. He venido a verte para que me escuches, pero sobre todo para que me veas, para que contemples tu hazaña. No me he atrevido a venir sola. Mejor dicho, sí me atrevía, pero no he podido hacerlo, mi padre no ha querido dejarme, me ha acompañado hasta aquí y se ha quedado fuera. Mi madre está esperándonos en casa con la niña. Ella llora y te llama. Es muy pequeña para entenderlo. Mírame. Sé que no lo estás haciendo. Aún veo algo con el otro ojo. El derecho lo he perdido para siempre.

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