jueves, 20 de noviembre de 2014

La vida como un suspiro

La vida se iba como en un suspiró, o quizás no. A veces, se quedaba congelada la noche en un instante aterrador. El mundo se paraba en un grito o un quejido ahogado, el de su madre. Ella muerta de angustia y tristeza infantil y a su vez, en sus pesadillas. Una congoja se reinstalaba en su pecho, oscuridades, temibles momentos de vigilia.  
Su madre en su cama, deteniendo así discusiones o golpes. Acurrucándose temblando contra su cuerpo pequeño, dócil y ligero; sollozos ahogados. Soplos eternos, dejar de respirar de mover ni uno solo de sus pequeños músculo. Paralizada, hasta quedarse dormida, todas las noches de todos los días. Bendito sueño, bendita noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario