miércoles, 19 de noviembre de 2014

Despertando

La veo allí tumbada, tiene los ojos cerrados y una lágrima va haciendo un pequeño charquito junto a su cara. La acaricio con cuidado, no quiero despertarla, seguramente quiera dormir…
Me tumbo a su lado. Cojo su mano y de repente abre los ojos y me sonríe. Esa sonrisa fue la primera de muchas. Sentía el suelo frío en mi cara, mi cuerpo estaba inmóvil y una lágrima caía sobre mi mejilla. Noté una caricia en el rostro, era dulce, sincera, llena de cariño… era la manita de mi hijo que me acariciaba con más amor del que podía haber recibido nunca. Esa mañana prometí que nunca más volvería a caer 
Ese día volví a sonreir…

No hay comentarios:

Publicar un comentario