jueves, 20 de noviembre de 2014

MARTA

Marta trabajaba en una empresa de limpieza de oficinas. Muy a menudo iba a trabajar con la cara hinchada y los brazos llenos de moretones. Realizaba su trabajo con mucho esmero y dedicación, aunque siempre con la cabeza agachada como si tuviera algo de que avergonzarse. Un día decidió denunciar a su agresor: su pareja y padre de su hijo. A pesar de la orden de alejamiento se fue a vivir a otra ciudad con su pequeño. Desde hace unos meses, acarrea siempre consigo un brazalete localizador de personas. Pero, nadie puede evitar, que aquel hombre allane cada noche sus sueños.

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