miércoles, 19 de noviembre de 2014

Fin

Llovía. Llegaba tarde, aparque en doble fila y entre a recoger a los niños. Al salir parecía que no iba a ser mi día, una multa en el retrovisor, el policía fue impasible. Llegue a casa. Mi marido no estaba, como siempre llegaría a la media noche. Por desgracia, la vida tiene una forma curiosa de cambiar a las personas. Quien una vez lo fue todo para ti, podría convertirse en el peor de los enemigos. Esa noche me destrozo la cara. Por suerte, la vida tiene una forma curiosa de cambiar los acontecimientos. Quien una vez fue tu enemigo, podía convertirse en todo para mí. Tirada en el suelo, vi una cara conocida. Ese policía venia a rescatarme.

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