jueves, 20 de noviembre de 2014

No sólo duelen los golpes

No sólo duelen los golpes.
Soy un ser precioso, increíble, pero frágil. Como las alas de una mariposa, eso dijeron. Tengo talentos naturales, esa suavidad, esa comprensión, esa habilidad para cuidar y dar cariño. Pero no la fuerza, ni la voluntad; eso es coto privado de otros. Yo soy bella, y comprensiva, y frágil, y necesito que alguien me cuide para no ser una mariposa en una tormenta. Pero nadie nace débil. Cuando cedemos la fuerza cedemos la libertad, y entonces nuestra integridad depende sólo de la buena voluntad de otros. Entonces el nudo corredizo se cierra.
Siempre he pensado que la sangre tiene un sabor salado. Como las lágrimas.

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