jueves, 20 de noviembre de 2014

Cristales nuevos

De nuevo los cristales rotos. Se agachó a recoger sus gafas mirándolas sin ver, con el eco del golpe aun latiendo en sus oídos. Esta vez no estaban sólo rayadas. Estaban rotas. Recogió la montura, tratando de sujetar del modo que pudo lo que quedaba de sus lentes; sintiendo como los añicos se colaban sin piedad entre sus dedos. Y se cortó. Se cortó con los restos de unos cristales que ya no podían aguantar más golpes, más caídas ni más nada. Rápidamente tapó la herida. Aún estaba a tiempo, la hemorragia era pequeña. Necesitaba unas lentes nuevas, ya no había pegamento que arreglase aquello. Lo había decidido. Aquella tarde no solo consiguió unas nuevas gafas, sino una nueva vida.

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