jueves, 20 de noviembre de 2014

Nunca más

Fue un día cualquiera aunque no recuerdo el motivo. Me golpeó cruelmente, mientras dejaba tan maltrecho mi orgullo y autoestima, que ni el mismísimo Dios hubiese sido capaz de recomponerlos. Después, salió dando un portazo.

Sola, desamparada, sin saber que hacer, lloré como nunca antes lo había hecho.

- "No le obedecí, quizá fue mí culpa", me recriminé...

- "Últimamente bebe demasiado", le justifiqué...

- "Seguro que no lo hará más", me engañé...

Cuando por fin cesó el frenético parloteo de las mil y una absurdas aturdidoras excusas que embotaban mí cerebro, sentí un gran vacío; luego una tranquilizadora paz llenó mi alma...

Definitivamente la justicia había vencido al miedo. Grité...

¡No más pretextos!...¡no más mentiras!...¡no más silencio!... ¡nunca más!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario